jueves, 20 de mayo de 2010

Crisis de angustia/Ataque de pánico: Algunas reflexiones

"La angustia es el precio de ser uno mismo" (De Canción de invierno, Silvio Rodriguez)
El diagnóstico de ataque de pánico es actualmente el mas común con el que vienen los pacientes a consulta, ya sea determinado por un médico o por ellos mismos.Es que la popularidad del término (intereses de laboratorios mediante) hace que ante el menor síntoma que se puede acercar a este cuadro (por. ejemplo palpitaciones y sudoración excesivas), el paciente diga :"¿ no tendré ataque de pánico?".
En principio hay que dejarlo bien claro: sólo un médico(preferentemente psiquiatra) tiene el conocimiento para definir si determinados síntomas constituyen o no un ataque de pánico y no hay que dejar de consultar cuando aparecen lo que podrían ser los primeros signos.Si bien los ansiolíticos (fármacos de primera elección para este cuadro)están hoy en día al alcance de la mano, sólo un profesional puede indicarlos y seguir su dosificación.
Ahora bien, actualmente hay líneas teóricas que sostienen que el llamado Panick Attack conlleva en su trasfondo el llamado ataque de angustia del que hablaba Freud, dentro de la neurosis de angustia. En ella, la angustia no se ligaba a ningún representante psíquico (como el objeto fobígeno, en las fobias) sino que se trataba de un quantum de angustia libremente flotante. Irritabilidad general, hiperestesia auditiva combinada con insomnio, expectativa angustiada con su nota de "concepción pesimista de las cosas", deslizamiento frecuente de ésto último hacia un cuidado por la salud hipocondríaco,que luego será separado por Freud en otro cuadro: parestesias generalizadas. Cuando esta cantidad de angustia irrumpe de pronto en la conciencia es que el autor lo denomina directamente "ataque".Las alteraciones de las funciones corporales son de lo mas diversas, sea en la respiración, la actividad cardíaca, la inervación vasomotriz o la actividad glandular.
La descripción actualizada contemporáneamente en el Ataque de Pánico, destaca los mismos aspectos: aparición súbita de angustia sin motivación aparente alguna, así como la brevedad de su duración. Los signos son repetidos: vértigo (con o sin desmayo) taquicardia, sudoración, temblores y sacudidas, disneas, dolor torácico con opresión cardíaca, náuseas, sensación de despersonalización con difuminación de la realidad, pérdida difusa del control del cuerpo con hormigueos o parestesias en las extremidades, escalofríos o, a la inversa, oleadas de calor y fundamentalmente pánico a una muerte inminente. (Estos conceptos fueron extraidos del artículo del Lic. Raúl Yafar titulado :"El ataque de pánico ( o la aridez de la palabra)publicado en la Revista Actualidad Psicológica de marzo del 2009).
¿Cómo orientar entonces la dirección de la cura en un cuadro de angustia? Los que seguimos una línea psicoanalítica sabemos que la angustia no debe ser acallada , como algunas otras líneas teóricas pretenden. Es como pretender curar una fobia haciendo énfasis en el objeto fobígeno, sin entender que (como Freud planteaba) éste es lo menos importante.Es la angustia subyacente lo que hay que trabajar. Sino, una persona se puede curar de su fobia a los perros (por ejemplo)pero no tardará en trasladar esa angustia a algún otro elemento o volcarla sobre sí mismo. Debemos escuchar a la angustia, desplegarla, trabajarla para poder llegar a su foco de origen, sólo allí podremos empezar a aliviar el sufrimiento de quien viene a consultarnos.

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