lunes, 28 de junio de 2010

El poder y el factor económico en las parejas

Quiero comentar un artículo muy interesante sobre un tema que se encuentra frecuentemente en las sesiones de pareja: el factor económico.
Dicho artículo se titula "Sexualidad, Amor y Poder: claves para el análisis de los conflictos de pareja" y fue escrito por la Lic. Irene Meler en el último número de la revista Actualidad Psicológica.
Lo original que trae la autora, es la creación de cuatro categorías de parejas, según cómo esté jugando el factor de poder en ellas.
"Las parejas tradicionales se caracterizan por el dominio masculino, una estricta división sexual del trabajo, una sexualidad disociada en el varón, que escinde la ternura del deseo y realiza una doble elección de objeto (Freud, 1910) y una sexualidad reprimida en la mujer. La parentalidad en tanto provisión de cuidados está a cargo de la madre, mientras que el padre ejerce las responsabilidades de la provisión y la interdicción."
Luego Meler conceptualiza las parejas transicionales: aquellas que presentan un dominio masculino atenuado. "Las esposas aportan al hogar recursos obtenidos mediante su trabajo, que tienen un carácter complementario, quedando la principal responsabilidad por la provisión económica en manos masculinas. La sexualidad es más igualitaria, aunque esto no excluye que los episodios de infidelidad masculina sean comparativamente más frecuentes, lo que genera conflictos de elevada intensidad. Los cónyugues cooperan en la parentalidad, siendo el padre proveedor de algunos cuidados, prodigados en su función de ayudante de la madre.

La autora también crea el concepto de parejas contraculturales: aquellas que se caracterizan por la inversión de los roles de género tradicionales. "Las mujeres son en estos arreglos matrimoniales las principales proveedoras económicas y el aporte de los maridos es complementario. Los esposos suelen ser comparativamente más hábiles para la crianza de niños pequeños y para el cuidado del hogar. La sexualidad resulta interferida porque las expectativas eróticas de ambos integrantes de la pareja son tradicionales, pero sus rasgos de carácter impiden poner en escena el guión erótico convalidado por la tradición. Son uniones muy conflictivas debido al antagonismo que se plantea entre los deseos y los ideales de género, por lo cual surgen fuertes ansiedades de desgeneración, o sea, de pérdida o daño de la masculinidad y de la feminidad, respectivamente.

Por último, las parejas innovadoras: "...son escasas y abren de modo parciales, expectativas de paridad. Mas allá de quién aporte el ingreso principal de modo circunstancial, el proyecto es igualitario y se reconocen otras fuentes de poder tales como la experiencia, el saber, etc. Se cultiva la sexualidad a través del diálogo y el consenso y se aceptan arreglos innovadores para la parentalidad, de acuerdo con la situación familiar particular de que se trate. En ocasiones, permiten fundar esperanzas de bienestar intersubjetivo en un contexto de equidad.

Se tratará entonces, sin seguir ningún esquematismo estático, de desplegar en la terapia de pareja qué tipo de vínculo mantienen los partenaires, para desde allí trabajar por el bienestar de cada uno.

martes, 22 de junio de 2010

Aproximación al concepto de Fobia

Retomando los planteos del Dr. Cía, entendemos por fobia a un trastorno caracterizado por un miedo intenso, persitente, excesivo e irracional hacia objetos o situaciones concretas que, por lo general, se acompaña por una pronunciada tendencia a evitarlos. Los síntomas característicos son: la ansiedad fóbica y la evitación fóbica. La primera se manifiesta ante la presencia real o imaginaria del objeto, persona o situación temida. En este último caso se denomina ansiedad anticipatoria o "miedo al miedo", puesto que se da en ausencia directa del estímulo fóbico.

La ansiedad fóbica comprende un conjunto de síntomas mentales, fisiológicos y conductuales que varían, tanto en sus manifestaciones como en su intensidad general. Entre ellos se encuentran: sentimientos de inseguridad e incapacidad, aprensión intensa, pérdida de control, taquicardia, tensión muscular, etc.

En lo que respecta a la evitación fóbica, siguiendo al autor, consiste en una tendencia del individuo a alejarse o rehuir del contacto con el estímulo temido. El sujeto fóbico trata de adquirir la mayor información posible acerca de las situaciones en que pueda estar presente el estímulo fóbico, a fin de evitarlo.

Cía retoma los aportes de Isaac Marks quien clasifica a las fobias en tres grandes grupos: Fobias Específicas, Fobia Social o Trastorno de Ansiedad Social y Agorafobia.
Próximamente retomaremos en detalle cada uno de estos grupos.

sábado, 19 de junio de 2010

Acerca de la anisedad...

Me parece útil definir algunos conceptos básicos en relación a la ansiedad, en términos sencillos que nos acerquen a uno de los padecimientos mas comunes en la actualidad.
El Dr. Alfredo Cía define a la ansiedad normal como una emoción psicobiológica básica, adaptativa ante un desafío o peligro presente o futuro. Su función es la de motivar conductas apropiadas para superar dicha situación y su duración está en relación a la magnitud y a la resolución del problema que la desencadenó. A diferencia de ésta, la ansiedad patológica es una respuesta exagerada, no necesariamente ligada a un peligro, situación u objeto externo, que puede llegar a resultar incapacitante, al punto de condicionar la conducta de un individuo y cuya aparición o desaparición son aleatorias. Podemos decir, siguiendo al autor, que la ansiedad es una respuesta normal, ligada al instinto de conservación de la especie, pudiendo transformarse en una respuesta patológica, cuando ocurre de modo innecesario y desproporcionado, intefiriendo negativamente en la vida laboral, social y familiar.
Por lo tanto, la ansiedad puede abarcar desde una respuesta normal frente a una amenaza externa hasta una incomodidad o sufirmiento prolongado y obsesivo, caracterizado por temores inadecuados que perturban el funcionamiento cotidiano. Como una respuesta normal, los sentimientos de temor, preocupación, aprensión y alerta, así como un corazón palpitante, pueden ayudar a una persona a escapar de un daño físico. Sin embargo, como trastorno, la ansiedad perturba o causa una disrupción en diversos aspectos de la vida cotidiana y relaciones, tendiendo a persistir en el tiempo.
Según Cía, los trastornos de ansiedad pueden manifestarse a través de cambios en las cogniciones, en el estado fisiológico, el comportamiento y en las emociones. Los síntomas más comunes en la esfera cognitiva son: pensamientos persitentes que se imponen, sensaciones de fallar o de verguenza, entre otros. Los cambios fisiológicos más comunes incluyen palpitaciones, sudoración, contracturas musculares, náuseas y diarrea. Los cambios comportamentales incluyen comerse las uñas, morderse los labios, hacer sonar los nudillos, presentar inquietud motora y finalmente, los emocionales pueden incluir entre otros, angustia, miedos, aprensión e irritabilidad.
Dentro de los trastornos de ansiedad encontramos: El trastorno de pánico, la fobia social y el trastorno de estrés post-traumático.
En sucesivos artículos, iremos abordando estos trastornos y algunos lineamientos utilizados actualmente para su tratamiento.

martes, 15 de junio de 2010

Los celos en los conflictos de pareja

Un tema recurrente en las terapias de pareja son los celos. Al respecto, traigo conceptos muy enriquecedores, planteados por la Lic. Claudia Sandra Palau en su último artículo publicado en la Revista Actualidad Psicológica de junio 2010.La autora revisa planteos hechos por Freud y Theodor Reik.

Comenta la autora que Freud planteaba que los celos presentan tres grados diferentes: celos normales, proyectados y delirantes.Los primeros tienen su origen en la tristeza y el dolor por la pérdida del objeto de amor. Esto trae como consecuencia una herida de tipo narcisista y sentimientos hostiles contra el rival, acompañado en la mayoría de los casos, de una carga considerable de autocrítica que recae sobre el propio yo, responsabilizándolo por esta pérdida. Los celos proyectados, por otra parte, son aquellos que surgen tanto en el hombre como en la mujer como resultado de actos de infidelidad cometidos por el propio sujeto, el celoso, o bien por su deseo de ser infiel. Cuando estos celos alcanzan un grado considerable, se convierten en delirantes. Es propio de la paranoia, organizar de forma lógica el discurso de manera tal, que se presenta creíble y convincente.El sujeto paranoico celoso proyecta hacia el exterior aquello que no quiere recibir de su interior. Así, este sujeto paranoico logra mantener en el inconciente su infidelidad atribuyéndosela a su mujer.

Luego Palau trae a Theodor Reik quien propone que es importante tener en cuenta que los celos tienen carácter y contenido diferente según el sexo de la persona que lo manifiesta. Sostiene el autor que en el hombre celoso lo que prevalece es la rabia, mientras que en la mujer celosa, lo que cobra mas importancia es la envidia. El hombre se encuentra frente a un rival que puede despojarlo, quitarle aquello que posee y que tanto cuida celosamente. En cambio la mujer que siente celos, manifiesta un carácter posesivo.

"A diferencia de los hombres, para las mujeres los celos aparecen de manera estimulante.Las mujeres frente a sus emociones por celos cobran fuerza y de esta manera luchan contra el rival empleando todos los medios posibles para no salir perjudicada, no quedar en desventaja cuando se produce ese enfriamiento.Estos medios con los que cuenta una mujer son muy variados pero los lleva adelante con una tenacidad que el hombre no puede hacerlo".

Culmina concluyendo Palau, que los celos que el sujeto manifiesta en su vida adulta, en sus relaciones de pareja, no comienzan en ese momento, sino que que tienen su origen en la infancia, en el complejo de Edipo, en las primeras experiencias amorosas del sujeto."Se deposita en la pareja aquella insatisfacción interna, antigua, que nada tienen que ver con esa persona. Todo esto es el motor de conflictos y desencuentros amorosos, que provocan malestar y en muchos casos la sensación de no ser amados, originando la separación de la pareja."

sábado, 5 de junio de 2010

Palabras de mujer, discurso de hombre


Siguiendo la temática del encuentro/desencuentro entre hombre y mujer, tratada en otro artículo, me parece interesante compartir con ustedes conceptos que el Dr. José Milmaniene expone en su libro "Extrañas Parejas-Psicopatología de la vida erótica". Según el autor, la escisición de la vida erótica es paradigmática de la posición sexual masculina, dado que ama a la mujer formal e idealizada (esposa y madre de los hijos) y se denigra a la otra del deseo, que es la que consiente todas las fantasías. La mujer, por el contrario, requiere del reconocimiento amoroso para sostenerse como sujeto, luego de la experiencia de la pérdida de la virginidad, momento de marca angustiante que desestabiliza la supuesta completud fálica. Mientras que el hombre disocia para mantener la ilusión de la madre fálica y poder desmentir así la castración, la mujer integra para encubrir con el velo del amor la dimensión de la falta que el comienzo de la vida sexual impone. Obviamente estos posicionamientos fantasmático-conductuales se suelen invertir cuando nos hallamos en presencia de mujeres fálicas y de hombres feminizados.
Resulta entonces de interés clínico situar la posición de lo masculino y lo femenino teniendo en cuenta los modos de entrada diferenciales en relación con la palabra y con los estilos discursivos.
Sostiene Milmaniene:"Cuando Freud habla de las consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica, se refiere también a la disimilitud radical que implica el uso del habla y/o la escritura para los sexos, asentada en el vínculo diferencial que entablan el hombre y la mujer con el Falo y la castración.
Los diferentes estilos se hallan marcados en su origen por la separación de los sexos, los que por la inevitable imbrincación de lo masculino y lo femenino, no existen en estado puro. Bisexualidad de los discursos, pues, -letras de mujer y significantes organizados en sistemas conceptuales del hombre-en perpetua y constante interacción-tensión, entre los cuales circulan los sujetos en un eterno malentendido, tal como lo evidencia al extemo la subversión radical del discurso propio de un sexo, en tanto se puede hablar siendo un hombre con el estilo de una mujer y al revés."
El autor trae conceptos que el psicoanalista Darian Leader expones en su libro "¿Por qué las mujeres escriben mas cartas de las que envían?". Sostiene entonces Milmaniene :" Las palabras de mujer totalizan un sentido definitivo, en tanto remedan la incompletud de un cuerpo "inacabado", a la vez que remarcan la brecha entre la existencia vivida y el lenguaje que la significa. Afirma Leader: "Quizás eso es lo que en última instancia implica el amor de la mujer: la posibilidad de sacrificar el sentido, de no tener que significar nada". Por el contrario, continúa Milmaniene, "el discurso del hombre aspira a atrapar-al modo obsesivo- con las frases y fórmulas verbales, el sentido pleno de la existencia. Al finalizar su discurso, el hombre pretende haber aprehendido todas las significaciones, a las que la mujer supone siempre inabarcables. Por eso es que el amor del hombre en última instancia , implica lo contrario que el de la mujer: la resuelta búsqueda de sentido y la negativa a permitir que algo no signifique nada. Se entiende entonces, que las palabras de la mujer contactan con su más allá inasible, umbilicándose en la apertura de una espera que nunca termina de resolverse; en tanto los discursos del hombre se cierran y se pliegan sobre sí mismos, rechazando el resto irrecurrible de lo real. Así el hombre dona los sentidos y la mujer se abre a la ausencia de éstos".